Tuesday, January 10, 2006

La Poesía Desesperada


Saltó de la cama y roció sus manos con saliva,

Las ideas no habían aclarado desde que se durmió la noche anterior,

Ni siquiera se habían movido.

Decide caminar lejos un momento, sentado en el borde de su cama.

Toma el libro con sus dos manos

Y maldice en voz alta ;

- De qué me sirves ahora maldito libro de raíces cortas?